Publicado en El Día de Zamora el 11 de mayo de 2018.
Define
nuestra Real Academia de la Lengua el término endogamia, en su primera
acepción, como la actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución. Y esto, que en los tiempos de la ultracomunicación
pudiera parecer algo pasado, incluso contradictorio, resulta que está siendo la
línea a seguir por todos nosotros tanto en el plano ideológico como en el
cultural, económico… y se va agudizando. Por todos nosotros sí, aunque ustedes
no se den cuenta. Destaca como paso previo a la endogamia el reduccionismo en
el que estamos encajados, un reduccionismo espontáneo e ingenuo quizás, pero
notable. Así, la tendencia actual se ciñe a compartir opinión o pensamiento con
aquellos que son afines a nuestra opinión o pensamiento, lo cual va generando
el aislamiento de ideas diferentes o incluso contrarias a las propias de ese
determinado entorno. Para esa ideología unívoca, Edgar Morin (París, 8 de julio de 1921, filósofo y sociólogo
francés de origen sefardí) crea el
concepto de “paradigma”, entendido este como ideas dominantes y en boga durante
un cierto tiempo. Para Morin, el paradigma se interiorizaría en ese entorno
social y se impondría al mismo de tal modo que todos sus miembros lo percibirían como “la
realidad”, sería “lo evidente” por definición, invulnerable a la crítica y lo
más perjudicial, cegaría todas las demás ideas como si estas no existieran. Así
pues, los sujetos sometidos a cualquier paradigma, llamémoslo también “hype”, “hashtag”
o “trending topic”, se encuentran aislados de cualquier otro conocimiento, y a
la vez reducen y simplifican su nivel de comprensión, el cual vinculan a la
tendencia que en ese momento temporal concreto abrace su grupo. Y ahora hagan,
hagamos, autocrítica. Piensen en todo lo que hacen desde que se despiertan. La
gran mayoría coge su teléfono móvil y revisa sus grupos de what´s app, donde
los intereses que se debaten son monotemáticos y cualquier pensamiento
divergente es criticado (fuera de ese grupo por los integrantes del mismo) y
aislado hasta, a veces, provocar la incomodidad del individuo o la expulsión
del mismo. ¿Y en las demás redes sociales? Nuestros muros de Facebook, donde
las ideas se repite una y otra vez sin originalidad o crítica alguna, los
grupos del mismo Facebook donde el monotema de turno se entiende como axioma,
las cuentas que seguimos en Twitter o en Instagram… Doy por hecho que a estas
alturas ya han entendido lo que quiero decirles así que, volviendo casi al
principio de este artículo, la endogamia actual nos arrastra a un pequeño
número de pensamientos únicos y simples, inamovibles para cada entorno en el
que se asientan y a su vez incompatibles unos con otros. Abran las ventanas y
ventilen, que cada día olemos más a rancio.
Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es
obligatorio.
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