Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 29 de septiembre de 2017.
Voy a dar por
hecho dos cosas: La primera, que saben ustedes que el próximo domingo,
en ese rinconcito del noreste de la Península Ibérica llamado Cataluña, hay
sarao; la segunda, que aquí el que les escribe ha entrado en el mundillo de la
política desde un partido llamado dCIDE y del que ya irán ustedes oyendo
hablar. Pues de lo del sarao catalán les voy a escribir yo, pero ya les
adelanto que ni voy a utilizar esta columna para darles mítines, ni para
adoctrinarles, ni para aburrirles, así que pueden seguir leyendo
tranquilamente. Hagamos un viaje en el tiempo y situémonos en la Zamora de los
años sesenta, más o menos. En aquella época, casi todos “perdimos” algún familiar
que tuvo que emigrar de aquí a buscarse un trabajo digno que asegurara su
futuro y el de su familia. Vamos, lo mismo que nos lleva pasando toda la vida, pero
era necesario trasladarles al pasado para construir este relato. Pues aquel familiar suyo que en los sesenta se fue a
Cataluña, se echó novia allí y se reprodujo, provocó que alguno de ustedes tuviera
un sobrino, primo, nieto o similar catalán llamado Pablito, porque Pablo era su
padre. Y Pablito venía todos los
veranos por Zamora a ver “a la familia del pueblo” (o de la capital, que para
el caso…) y parecía un muchacho normal, salvo porque decía “Madrit” y hablaba
de sus amigos catalanes poniéndoles un artículo delante (el Jordi, la Mari,
etc.). Pero de repente, un verano, Pablito dejo de ser Pablito y pasó a
llamarse Pau. Y volvió por aquí a hablarnos, mientras se ponía morado a dos
carrillos con nuestras viandas, del derecho a decidir, de que aquí no
entendíamos nada, que con su trabajo y el de los demás catalanes estaban
manteniéndonos a todo el resto de los españoles y que “osti tu nen”. Pau, antes
llamado Pablito, había abrazado el pensamiento único independentista,
de origen casi divino podríamos añadir, y que no permite ningún tipo de debate
al respecto. Pau/Pablito y los suyos tienen tanta seguridad en
sus creencias que recuerdan al personaje de Humpty Dumpty en “Alicia a través
del espejo”, cuando decía que las palabras significan justo lo que él quiere
que signifiquen. Y
Pau/Pablito nos las dice mientras llena el maletero de su coche con lo que quedaba de la matanza
del año y parte rumbo a su Tierra Prometida.
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obligatorio.
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