Una mujer desnuda.


            Publicado en El Día de Zamora el 9 de junio de 2017.

      Llega la XXXII Feria del Libro de Zamora y con ella la polémica. ¿Por la ubicación de las casetas? No. ¿Por la duración de la misma? Tampoco. ¿Entonces por qué? Por el cartel. Sí, por el cartel promocional. En él aparece una mujer desnuda, de espaldas. ¿Y por qué no un hombre? Pues eso no lo sé, pero si apareciera un hombre, las mismas personas que están atizando a la fotografía de la mujer nos dirían que la figura del hombre se vincula con los libros porque a las mujeres se las quiere apartar de la cultura para tenerlas arrinconadas en la cocina, limpiando, domesticadas, sometidas al macho, etc. Y sí, esto es especular, así que centrémonos en la realidad y dejemos lo contingente para otro momento. Pasemos pues a analizar la fotografía. Si la discusión nace por mostrar una mujer desnuda de espaldas, imaginen qué no habría pasado si esa misma mujer apareciera desnuda de frente. En vez de un atisbo de su culo, podríamos verle los pechos y la vulva. Podríamos saber si su vello púbico está rasurado o no, señal inequívoca, en el primero de los casos, de sumisión según los cánones del feminismo mediático, el cual no se plantea que una mujer pueda ir depilada, maquillada y con tacones por propia voluntad, sino que si sigue ese criterio estético es siempre porque hay una sociedad (machista, claro) presionándola detrás. Esas feministas de tertulia televisiva o de barra de bar son las que tratan de imponer unos cánones para que puedas adherirte a su causa, apartándose así de todas aquellas mujeres que no comulguen con su “idea de belleza”. Para ser feminista en la actualidad, no sólo hay que luchar por la equiparación de los derechos de mujeres y hombres, sino que has de ir vestida y arreglada de una determinada manera, porque si no, eres feminista pero a medias, una quintacolumnista. Es más, si la foto fuese frontal, veríamos a una mujer con las piernas rectas, los pies juntos, las manos cruzadas en la espalda, en una actitud de sumisión, impropia y sin embargo adecuada a lo que  al parecer se quiere en esta sociedad de ellas, sometidas, subyugadas, conquistadas… Pero no, la foto nos muestra a una mujer de espaldas con las manos cruzadas sobre el culo. Según el grupo de feminismo de Podemos: “una alegoría sexista de la lectura”. Debe ser que ese grupo todo lo que lee lo entiende precisamente como el culo, o si no, no se comprende lo de la alegoría sexista de la lectura. O, perdonen, yo no lo comprendo. También se ha dicho que ese cartel cosifica a la mujer. Discúlpenme, pero igual los que la cosifican son ustedes, grupo de feminismo de Podemos, porque desde mi miope mirada, miopía real, no metafórica, yo ahí veo a una mujer, no a una cosa. Y veo una mujer que lee, y que por ello es, sin duda, más libre. Una mujer a la que la lectura la cultiva y le da alas para dejar volar su imaginación, que la educa, que la forma, que la prepara para pensar por sí misma y por ello para decidir si quiere ser ingeniera, madre, abogada, ama de casa, llevar tacones, no depilarse, o todo ello a la vez o lo contrario. Una mujer culta, grupo de feminismo de Podemos. Y sí, una mujer desnuda como símbolo de libertad, porque desnudos es como nos sentimos más libres, y somos todos más iguales. Libres de pensamiento y de los prejuicios que nos provoca, a veces, la forma de vestirnos. Pero claro, hoy me imagino al grupo de feminismo de Podemos censurando el cuadro de Eugène Delacroix “La Libertad guiando al pueblo” porque se le ven los pechos a La Libertad, o reprendiendo a la propia Rita Maestre cuando entró en la capilla de La Complutense de igual guisa gritando ¡menos rosarios y más bolas chinas!, o paseando del brazo de Pío IV en plena cruzada católica contra el sexo, cubriendo los desnudos pintados por Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. “Una mujer desnuda es un enigma y siempre es una fiesta descifrarlo” cantaba Serrat, querido grupo de feminismo de Podemos. Igual que cuando uno compra un libro y abre su portada para descubrir los secretos que contiene.

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