Sublimación.


Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 3 de abril de 2017.
Al parecer, ahora sí y tras unos días de ensayo, la primavera se ha instalado en este 2017. El principal problema que ello plantea es que queda poco para el verano, y esa “operación bikini”, cuyo nombre indica que afecta solo a las mujeres, se nos ha echado encima (se les ha echado encima) y puede ser que alguna no llegue a tiempo. Si ese es tu caso, mujer, en este artículo de hoy vengo a darte la solución definitiva. Nada de dietas milagro, nada de venderte productos mágicos, y nada de matarte a sudar realizando alguna actividad deportiva que implique riesgo cardiovascular. Aquí sólo vas a tener que sentarte y esperar, y para ello recurriremos a la física (me refiero a la ciencia, ya te he dicho que nada de sudar) y en concreto a la sublimación, que es el proceso que consiste en el cambio de estado sólido a estado gaseoso sin pasar por el estado líquido. Toma ya. Esos volúmenes que consideras que exceden de lo normal se evaporarán, y encima no vas a tener que pasar por la incomodidad de la retención de líquidos. El riesgo, porque aquí también hay riesgos, será que a alguna de vosotras se os vaya la mano y paséis totalmente al estado gaseoso, con la desaparición física que ello implica. Porque un cuerpo sublimado es un cuerpo que tiende a cero, o incluso menos. También habrá que precisar que la reducción a la que aspiras es la de la amplitud, nunca la de la altura, ya que ideal que anhelas es el de convertirte en un junco grácil y flexible. Ahora, pese a que la “operación bikini” se refiera en exclusiva al físico (reiteramos, al de las mujeres) esta “maniobra de sublimación” que yo propongo es menos sexista y, aparte de afectar al cuerpo, afecta también a la mente. Porque en esta España en la que, al parecer, hay una tendencia a hacer punible la sátira y el humor negro, no estará de más que determinadas características o rasgos de la persona, que podrían no ser adecuados socialmente, pasen también al estado gaseoso. Le leí una vez a D. Francisco Molina, Paco Molina para los zamoranos, que si el humor no tiene mala leche, la Tierra no tiene tierra, el amor no tiene vicio y el agua no tiene H2O, y no puedo estar más de acuerdo con él. Pero tengan cuidado, con lo que escriben, dicen o piensan, la Audiencia Nacional lo ve todo.

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