Brevedad.


             Publicado en El Día de Zamora el 10 de febrero de 2017.

      Cuando les escribo en papel, quiero decir, cuando este periódico sale a las calles y ustedes pueden tocar lo que escribo en vez de solo leerlo en la pantalla de cualquier dispositivo, el espacio de mis relatos se encuentra limitado, como si fuera el dueño de un terreno de unos pocos centímetros cuadrados y aquello que les construyo no pudiera invadir las fincas colindantes de mis compañeros columnistas. He de confesarles que muchas veces esa limitación es un engorro, aunque según el saber popular, lo bueno si breve, dos veces bueno. Eso ha debido pensar también Trump cuando cogió el teléfono la madrugada del miércoles para llamar a nuestro Mariano, “en 15 minutos lo despacho”. Y dicho y hecho, en 15 minutos a Trump le ha dado tiempo para preguntarle cómo estaba, por la familia, por la situación de España, que los americanos quieren mucho a los españoles y Rajoy, considerado que es él, le ha dicho que sí a todo y que está aquí para lo que necesite. ¿P’a qué más? Pues yo estoy intentando hacer lo mismo y aplicarme ese principio de la brevedad para cuando les escribo en la web, donde tengo todo el espacio que quiero para contarles mis idas y venidas mentales. Así, allí donde pueda explicarles con 5 palabras lo que pudiera hacer con 25, procederé de tal modo. Es más, mejor con una; una que concentre todo el contenido de lo que les quiero decir, una palabra que viniera a ser como los cubitos esos de sabores que se usan en la cocina: “concentrado de pollo”, en el caso que nos ocupa, “concentrado de contenidos”. Ya les adelanto que es un proyecto destinado al fracaso, siempre tiendo a liarme y a acabar contándoles vayan ustedes a saber qué, que nada tiene que ver con cómo inicié el artículo. Por cierto, conocí una vez a un tipo que podía soñar lo que le viniera en gana. Cuando se acostaba, decidía soñar si poder volar, si ser millonario, Calígula o una estrella de cine. Lo que fuera. Desde que decidió soñar con ser él mismo y esa noche no pudo dormir, se encuentra bajo tratamiento psicológico. Nuestro Rajoy soñaba con recibir la llamada de Trump, y se la preparó para no meter la pata como ha sucedido con otros mandatarios mundiales que osaron con sugerirle a Donald que igual se le estaba yendo de las manos lo de los inmigrantes, el muro, y esas cosas tan suyas. Así que, nervioso, descolgó el teléfono, y tras escuchar todo lo que Trump tenía que decirle, nuestro presidente respondió de manera ceremoniosa “Yes” (en realidad “yesh”). Lo bueno, pensó Mariano, si breve…

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