Trump.

     
       Publicado en El Día de Zamora el 20 de enero de 2017.

      Por circunstancias que no vienen al caso, pero que es necesario que sepan, estoy sin gafas. Que no es que yo las haya perdido ni que me las hayan robado, se trata de un problema de mera logística y ya, pero me tendrá unos días percibiendo la realidad de un modo borroso y distorsionado. Pues en estas me hallo cuando, el otro día por la calle, sentado en un banco, me encontré con Donald Trump. En Zamora, sí. Me acerqué hacia él con cierto cuidado, no fuera a ser que el servicio secreto ese que le protege día y noche se me echara encima y dieran con mis huesos en alguna cárcel secreta de las que tienen los americanos regadas por el mundo. Pero no, ningún tipo enorme con gafas de sol, pinganillo en la oreja y traje oscuro me salió al paso y yo me senté al lado del Sr. Trump. “Sr. Trump, buenas tardes” le dije, con cierto tono de respeto, a lo que Trump, con cierta cara de sorpresa, me contestó “Zagal, te has equivocado. Yo me llamo Ambrosio y en mi pueblo me llaman el chivo porque tengo cabras”. Pero no, ya les digo yo que no. Sí he de confesar que me sorprendió lo bien que hablaba Trump el español, y hasta con cierto acento de alguna de nuestras comarcas, pero vayan ustedes a saber, que este señor es un tipo muy viajado… Le pregunté por qué ese empeño suyo en parecer siempre un fanfarrón ostentoso y me contestó que ojo con lo que le decía que igual me arreaba con el cayado en el lomo. Ya ven, un mal encarado este hombre. Por no poner en riesgo mi integridad física, cambié el tercio y le saqué el tema del muro de México. Me miró, cara enrojecida, y me dijo que él a sus cabras las tenía bien encerradas y que no dejaba que nada ni nadie entrara en su cercado, y que si se le ocurría a alguien le echaba a los perros o algo peor, contestó mientras acariciaba el garrote que llevaba. Hombre, le repliqué; comparar a la población con cabras, no me parece muy correcto, pero ¿y qué puede contarme de lo de las prostitutas rusas? Y ahí Trump se encendió, más, y en un solo gesto trató de levantarse del banco y golpearme tal y como ya me había advertido, ante lo que opté por una retirada a tiempo. Ya ven, este señor con cacha el viernes se convertirá en presidente de los Estados Unidos de América, y ese día cambiará la estaca por un botón nuclear. Es cierto que lo han elegido en unas elecciones democráticas, y que la soberanía del pueblo es sagrada, pero eso no significa que siempre deje en buen lugar a quienes la ejercen. Parece que se avecinan tiempos oscuros, pero tal y como Obama dijo tras la victoria de Trump “El sol ha vuelto a salir por el Este y no por el Oeste”, aunque algunos intenten, por mero capricho, hacernos creer lo contrario. Por cierto, y termino ya, no hay ola de frío polar que valga. Se llama invierno, y es lo que toca. No sean cansinos.

Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario