Amores ridículos.

   
       Publicado en El Día de Zamora el 18 de noviembre de 2016.

      “El libro de los amores ridículos” es una obra de Milan Kundera (Brno, República Checa, 1929) publicada en 1969 y en la cual, durante siete relatos, una serie de personajes, la mayoría amorales y cínicos, nos hablan a mi entender de seducción más que de amor. La pregunta es: ¿puede un amor ser ridículo? Existe la tendencia de hacer del amor el sentimiento más desinteresado y altruista, una pasión que hace aflorar lo mejor de uno mismo, por lo que su concepción como algo cruel, egoísta o absurdo parece no tener cabida en él. Sin embargo, la experiencia nos dice todo lo contrario, y así, el amor llega a un momento en el que se desentiende de la moral e igual que fue capaz de sacar lo mejor de nosotros, acaba revelando lo más oscuro de nuestro ser. En el libro de Kundera del que les escribo, los protagonistas, tanto los que sí aman como aquellos que recurren al amor para una satisfacción más carnal que espiritual, nos acaban resultando ridículos por la sobreexposición que de sus vidas, esperanzas, pasiones y similares nos hacen, de sus movimientos para conseguir aquello que desean, de los ardides que usan para medrar, de lo absurdo de sus pretensiones, de sus devaneos, de su frivolidad… desconocemos lo que pretenden pero sí sabemos de las herramientas de las que se valen. Ya ven, parece el libro un adelanto de nuestras actuales redes sociales. Y sí, también cabría entre los amores que nos cuenta Kundera, como no, el de conveniencia. ¿Cómo nos habría contado Kundera el amor ridículo entre Rajoy y Rivera? Unidos por el espectro político y separados por la edad, ambos contrincantes se necesitaban, cual actinia y ermitaño, para asegurarse su supervivencia, por lo que el “sí quiero” estaba más que garantizado. Disculpen esta digresión y volvamos al libro. Por ir terminando, ya les advierto que este no va de hombres y mujeres, entendidos estos como seres tópicos, sino de personajes. Personajes cuyos juegos y amores, pese a resultarnos absurdos, debemos mirar con cierta seriedad, ya que a veces “El libro de los amores ridículos” nos sirve como un espejo, y al reírnos de sus protagonistas, nos estamos riendo de nosotros mismos. 



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