Insomnio.

                

                 Publicado en El Día de Zamora el 23 de septiembre de 2016.



      ¿Por qué es necesario dormir? Porque al parecer con el sueño restablecemos el equilibrio físico y psicológico, lo cual nos permite afrontar nuestras labores diarias con normalidad. ¿Y qué es la normalidad? Pues esto lo dejaremos para otro día, porque, necesitaría el periódico entero y un suplemento para intentar explicárselo. Según el saber popular, las personas mayores necesitan dormir menos, lo cual es rotundamente faso, ya que yo, persona mayor que soy ya, necesito dormir mucho. Bueno, no sé si lo necesito, pero me gusta, me gusta dormir. La cosa es que las personas mayores no es que durmamos menos, sino que dormimos distinto, de un modo ligero, a saltos, y nos desvelamos por cualquier cosa. El otro día, la otra noche más bien, me desperté así sin más, y como me costaba volver a conciliar el sueño, encendí la lámpara de mi mesilla y me asomé por la ventana. Vi a lo lejos que en otras habitaciones de otras casas había pequeños puntos de luz  que se encendían o se apagaban. Supuse que no estábamos en el caso de la luz de las estrellas, que cuando nos llega aquí puede darse la circunstancia de que la estrella que la emitió esté ya extinguida, y no di por muertos a las personas que apagaban o encendían las luces de sus casas. Ahora bien, fijándome un poco más, amparado en la soledad del insomne, comprobé un cierto ritmo en esos encendidos y apagados, como un código, como si entre los seres desvelados se pretendiera un modo de comunicación que yo no alcanzaba a comprender. Algo así como “yo tampoco puedo dormir, pero no te sientas solo, somos una gran comunidad”. Que igual lo que yo veía no era más que un continuo encender y apagar de luces, pero mirando por la ventana de mi habitación me gustó saber que no estaba solo en aquella vigilia. No quise ponerme a darle al interruptor de la lámpara sin sentido para no crear confusión entre aquellos que se comunicaban con fluidez a través de semejante código, e intuí en ellos un deseo de contactar conmigo, recién descubierta mi luz desde su perspectiva. Puede ser también que toda esta especulación solo fuera fruto de mi falta de descanso, o pudiera ser que todos nos encontremos en habitaciones diferentes, intentemos comunicarnos entre nosotros y no seamos capaces. Por falta de sueño. Por desgana. Porque ya no nos quede nada más que decir.

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