Septiembre.


             Publicado en El Día de Zamora el 26 de agosto de 2016.

            
      Si ustedes se asoman mirando un poco por encima del horizonte, eso que atisban en lontananza, es septiembre. Que sí, que apenas podrán ver un poco la S, pero ahí viene. Como datos, les diré que el 1 de septiembre es el 244º día del año en el calendario gregoriano (245º en los años bisiestos) y que quedan solo 121 días para finalizar 2016. Llevan, los que hayan podido permitírselo, muchos días de jijí – jajá, cachondeo vario, ligoteo vacacional y otro tipo de prácticas relacionadas con el verano, las cuales están a punto de bajar la trapa para no volver al menos hasta el verano que viene y, repito, para los que se lo puedan permitir. Se acabaron las fotitos esas rotuladas como “sufriendo” cuando se veía claramente que no estabais sufriendo, que todos los años hacéis lo mismo y no tiene ni puñetera gracia. Y eso los mononeuronales, que los que son bineuronales dejaron lo de “sufriendo” para, atentos al alarde de originalidad, poner “malviviendo”. Se acabó el contarnos desde que no sabéis que meter en la maleta, joder, os ibais a la playa, no al Himalaya, hasta la llegada al hotel, lo que te has comido (no es una metáfora sexual, aunque podría serlo) lo que te has bebido, etc, etc. Espero que ahora no nos contéis también lo que estáis “disfrutando” de la vuelta a la rutina diaria, y nos adornéis ese retorno con frases lapidarias de Paulo Coelho y gentuza así. Y es que amigos, viendo las redes sociales de mis contactos, tengo que decirles que eso de la crisis ha tenido que ser un invento de alguien, porque todo el mundo se ha ido de vacaciones, todo el mundo ha estado en la playa, todo el mundo de chiringuito y el goce y desenfreno ha sido legendario. Luego me vendrán al despacho a divorciarse, que septiembre es muy de eso, y me dirán que no tienen un duro y tendré que mirarles con odio… Yendo a contracorriente, les diré que estoy deseando que llegue de una vez el frío. No el fresco, no. El frío. Y en vez de tanto mojito y cócteles de frutas servidos dentro de las propias frutas, con sombrillitas y bengalas, poder meterme para el cuerpo un chocolate caliente con nata y churros. Septiembre, estás tardando.


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