Cambios.


           Publicado en El Día de Zamora y El Periódico de Castilla y León el 1 de julio de 2016.
        
    Y es así como nos pasamos la vida los seres humanos, en un continuo cambio. Cambiamos en lo que respecta a nuestra anatomía, crecemos, nos sale pelo en sitios donde antes no imaginábamos que pudiera aparecer, luego ese pelo se nos cae (a algunos) de zonas de donde no quisiéramos, nos morimos, y aún así, después de muertos, nuestro cuerpo sigue cambiando. También, a lo largo de nuestra existencia, gastamos gran parte de nuestro tiempo en cambiar el contenido de los  armarios según la estación que nos toque, que aquí en Zamora, pobres que somos, en vez de tener cuatro solo tenemos dos, o frío terrible o calor de espanto, lo cual nos ahorra en parte esa mudanza de ropa. También cambiamos de pareja, incluso los hay que, para evitar el qué dirán (sí, el qué dirán todavía existe) mantienen la que tienen pero se solazan con otra cualquiera que se le ponga a tiro. Mi odiado Paulo Coelho, en una de sus brillantes y sesudas frases nos diría que: “Lo único constante en la vida, es el cambio” o alguna gilipollez parecida, pero esto no siempre es así. Hace ya más de doce años, Aznar, supongo que saben de quién le hablo, pidió a la Junta Directiva del PP que apoyara como su sucesor a Mariano Rajoy con estas palabras: “Desde hoy, el líder del PP se llama Rajoy. Ha llegado el momento de que todos nos pongamos detrás de Mariano Rajoy. Yo el primero”. Y en estos doce años, Rajoy ha venido aplicando una filosofía de vida, la suya, y que podríamos resumir en el lema “un vaso es un vaso y un plato es un plato”. Una regla inmutable, sin duda. Solo Zapatero le ganó unas elecciones a Rajoy, y eso sucedió porque Mariano pensó que podía haber matices, y que los vasos y los platos se podían pintar de diferentes colores. Aprendida la lección, volviendo a la recta senda del vaso-plato, y dejando que los asuntos se enquistaran sin tomar una decisión al respecto, Rajoy amaneció el pasado lunes con el respaldo, reforzado, para ser presidente. Lo inmutable no puede cambiar, debió pensar Mariano, y acertó, porque igual pensaron los españoles, del mismo modo que Ignacio de Loyola. Visto lo que se nos viene encima, prietas las filas. O parafraseando al fundador jesuita: “En tiempos de tribulación no hacer mudanza”. Ustedes mismos.


Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario