Semana Santa.


           Publicado en El Día de Zamora el 18 de marzo de 2016.

            
     Pues sí, ¿qué esperaban? Si estamos en Semana Santa, de la Semana Santa tendré que escribirles. De la gastronomía que la acompaña, de las aceitadas, las torrijas, el dos y pingada, las sopas de ajo, y eso tan zamorano de garrapiñar cosas, que empezamos por las almendras, evolucionamos hacia todo tipo de frutos secos, y hemos llegado a un punto en el que el Domingo de Ramos me pareció ver procesionando a unos críos, en vez de engalanados con sus mejores ropajes, garrapiñados de arriba abajo y con su correspondiente palma, también garrapiñada. Una cosa muy loca, sí. Y  luego está la lluvia, que es llegar el Viernes de Dolores y zas, las nubes se levantan como en la canción de la Virgen de la Cueva. Y no se quejen, que ya les digo yo que si, por lo que fuera, a mí me constituyen ustedes en su dios, les envío a mi hijo, me lo torturan y me lo matan, y encima cada año les da por celebrar el acontecimiento, en vez de agua en forma de lluvia, yo les mando fuego, muerte y destrucción a un nivel que lo de las plagas de Egipto se quedaría en una coña marinera. Pero como yo no soy su dios, y al que ustedes han elegido ya se le pasó la tontuna aquella de ser vengativo tal y como aparecía en el Antiguo Testamento, pues a partir de hoy lucirá el sol y las procesiones podrán desplegar todo su esplendor y parafernalia. Y los zamoranos y nuestros miles de visitantes asaltaremos las calles y los bares, sobre todo los bares, que no habrá manera de tomarse una caña y un pincho sin que alguien nos clave el codo en los riñones, que no interpreten esto como una metáfora de que nuestros hosteleros aprovechan estos días para subir sus precios hasta el infinito y más allá y hacer su agosto en marzo, todos conocemos la honradez del gremio y no seré yo el que venga aquí a ponerla en entredicho. Poco más que contarles. Disfruten si tienen la suerte de que no venga ningún familiar a visitarles “aprovechando estos días”, y no les diré que descansen, ya que nuestra Semana Santa es de las que requeriría otra semana anexa para poder reposar todos los excesos que cometemos. Vívanla como les plazca y les dejen.


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