Normalidad.

    
           Publicado en El Periódico de Castilla y León el 1 de abril de 2016.

      Y no, no esperen leer aquí esa normalidad que implica la vuelta de un periodo vacacional, el que lo tuviera, correspondiente esta vez a la Semana Santa. Les voy a contar un episodio, el cual desde mi óptica es completamente normal, pero que desde la suya a saber, que ustedes son muy de alarmarse por cualquier nimiedad. Les pongo en situación. Imaginen que encuentran al amor de su vida y, por circunstancias que se nos escapan, ese amor suyo de esa su vida, decide que a otra cosa y opta por buscarse a otro amor. Ustedes, en su desesperación, harían lo que cualquiera de nosotros, saturarla de mensajes pidiendo explicaciones, recurrir al típico “no entiendo cómo puedes hacerme esto”, humillarse con lo de “puedo cambiar”, eso que para ustedes sería lo normal. Pero no. Si quieren recuperar al amor de su vida tienen que llamar su atención a lo grande, ¿y cómo lograrlo? Pues, por ejemplo, secuestrando un avión. Que me dirán que es una exageración, pero no. El pasado martes, un tipo tomó un avión de EgyptAir que hacía la ruta Alejandría-El Cairo, lo hizo aterrizar en el aeropuerto de Larnaca y todo ello porque quería ver a su ex mujer, a quien había escrito una carta que arrojó por una ventana del aparato para que se la entregaran. No me dirán que no es bonito el amor eh. Aunque seguro que ustedes se quedan con que el tipo decía llevar un cinturón explosivo, con el pánico de tripulación y pasajeros, pero todos fueron liberados sanos y salvos y el cinturón era de pega, así que no se me pongan dramáticos. Esta muestra de amor deja por los suelos la hecha, también esta semana, tanto por Cristina Pedroche como por Mario Vargas-Llosa. La una, afirma que “Tendré un hijo y le querré mucho, pero nunca tanto como a David” (su actual pareja), y el otro que “La felicidad tiene nombre y apellido: Isabel Preysler”. A ver, ¿por qué secuestrar un avión es una aberración y las declaraciones cursis no? Sean honestos, ¿cuántos de ustedes no han hecho locuras por amor? Lo que pasa es que son unos sosos, y temen a los que somos románticos, intrépidos, e innovadores. Aquí en Zamora, antes solo podíamos secuestrar el autobús que va a Salamanca, pero ojo, ahora tenemos el AVE. Yo les doy ideas. Por amor eh, solo por amor. 

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