Rostros.


               Publicado en El Día de Zamora el 12 de febrero de 2016.

      Si acudimos al refranero popular, no al del partido, me refiero al refranero del pueblo, deberíamos seguir creyendo ingenuamente que la cara es el espejo del alma. Para empezar, he de decirles que hay una cosa en esta expresión que siempre he visto como una especie de contradicción; si el alma está dentro de uno mismo, ¿cómo puede ser la cara su espejo? Debería ser casi lo contrario, un sencillo cristal a través del que pasase una imagen nítida de lo que hay dentro de cada uno. Perdonen esta digresión pero ténganla en cuenta para lo que pasaré a contarles más adelante. Pese al matiz que les he hecho, el refranero no se equivoca: la cara es el espejo del alma, o mejor sería decir, las caras, porque tenemos muchas, una para adaptarnos a cada situación, sea familiar, profesional… y a esa capacidad de cambiar de cara se le llama rostro social. Tócate. Según expertos en comunicación personal, ya tenemos expertos en cualquier cosa, igual que nos levantamos por la mañana y elegimos la indumentaria del día, también escogemos un rostro. Puedo confirmarles que esto es cierto, porque si yo no cambiara el rostro que tengo recién levantado para salir a la calle, puede ser que me detuvieran por un delito contra la sociedad, el medio ambiente o cosa similar. Y ahora les planteo lo siguiente ¿Qué rostro elegirán, por ejemplo, la hermana del rey, su marido, Bárcenas, Rato… cada mañana para acudir a sentarse delante de sus respectivas señorías? “Hoy voy a ponerme la cara de teflón, como las sartenes, para que me resbale todo”. Aunque a decir verdad, esa debe ser la que se pongan todos los días, porque si no, no se entiende nada. Si la cara es el espejo del alma, estos de Valencia, aquellos de Andalucía, o los de aquí mismo, que han arrimado el dinero de todos a su vera, o nos engañaron para que nosotros se lo arrimáramos, deben tener un alma dura como el diamante, porque si no, no se explica el desparpajo con el que nos saquearon y la desenvoltura con la que ahora niegan la mayor cuando se enfrentan al reproche social. Una lista interminable de caraduras a los que hemos pillado. El miedo es ¿a cuántas almas de diamante que están detrás de estos caraduras tendremos todavía que enfrentarnos? 


Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario