Realidades.



               Publicado en El Día de Zamora el 11 de septiembre de 2015.


      Escriba usted un artículo, escriba usted un artículo. Y semana a semana así, para rellenar un espacio asignado y procurar sino su deleite, sí su entretenimiento mientras leen esta breve columna que cada siete días llega a ustedes dentro de los contenidos del periódico. Semanalmente se asoman por estas páginas, leen las noticias locales, a veces es mejor vivir en la ignorancia, se lo digo sin ambages, leen los artículos de opinión, y llegan a este espacio donde unos cuantos soltamos nuestros puntos de vista acerca de la realidad, o de la ficción, o de lo que, suele ser lo habitual, pasa sin más por nuestras cabezas. Supongo que hoy esperarían que les contara que, dando un paseo por nuestro parque/bosque de Valorio, me he encontrado con un grupo de refugiados sirios de esos que estos días ven en la tele y hasta en la sopa y que, vayan a saber cómo, habían llegado hasta nuestra ciudad, pero no. Hoy les cuento que hace unos días, nuestro alcalde, el Sr. Guarido, (llamarle Paco sin conocerle de nada me parece tomarme demasiadas confianzas) incluía a Zamora dentro de la red de ciudades de acogida para refugiados, que miren que me parece una excelente idea, pero añadió que “se intentará buscar familias voluntarias para amparar a las personas que se están viendo afectadas, sobre todo por el conflicto sirio”. Guarido aseveró que “seguiremos las pautas de las ciudades más grandes en este tema, ya que Zamora no deja de ser una ciudad pequeña y modesta”. En la actualidad, el Ayuntamiento de Zamora no dispone de inmuebles vacíos, una situación que también aprovechó el alcalde para anunciar que se intentará regularizar. Quiero pensar que esto no va a dejarse solo al arbitrio de las familias zamoranas, más que nada porque los refugiados no son mascotas. No estamos hablando de acoger a un perrito abandonado, hablamos de seres humanos a los que hay que darle un cobijo, pero a los que también ha de asegurarse una futura integración social, la escolarización de sus hijos y su autónomo mantenimiento con un trabajo digno y un hogar propio. Ya la cosa cambia eh… No podemos acoger refugiados así como así, habilitar una campa en la Aldehuela y se acabó. No dudo de la buena voluntad de nuestro alcalde, ni de las familias zamoranas, pero a veces los deseos se confunden con la realidad, y la realidad siempre suele ser otra cosa.


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