Niños.

               Publicado en El Día de Zamora el 19 de junio de 2015.

        El otro día, paseando por Valorio, me encontré con un niño. Era un niño de unos cinco años, vayan ustedes a saber, de estatura aparentemente normal para su desconocida edad, o bien más alto de lo ordinario si su edad era menor de la que yo pensaba, o bien más bajo del estándar si es que era mayor de lo que yo creía. Un jaleo lo de la edad de la gente, como verán. La cosa es que le pregunté si estaba perdido y me dijo que no, que estaba pensando. Intenté hacerle ver que el hecho de que se encontrara pensando no implicaba que no estuviera perdido. Me dijo, muy resuelto él, que cuando uno piensa, no se encuentra extraviado, sino que ese ensimismamiento hace que te encuentres contigo mismo. ¡Toma ya el puñetero niño! Después de esto, añadió, que podía considerarme un privilegiado, dado que me encontraba frente a una especie en extinción. A ver, le respondí, que seas un niño que piensa en vez de uno que anda jugando a lo que sea que juegan las criaturas hoy día, no te hace tan excepcional. La cosa, replicó, es que, mientras el lince ibérico ha salido de las listas de especies en extinción, el niño zamorano le ha sustituido en las mismas. "El niño y la niña", puntualizó. Y es que, los nacimientos han caído en Zamora por cuarto año consecutivo y se quedan en un millar. Por ser exactos, en el año 2014 nacieron en Zamora 1.029 bebés. Cabe aclarar que esta vez no hemos quedado últimos, dado que en Orense han nacido menos niños que aquí. Penúltimos... en fin... Se achaca al mal dato factores como el descenso de población en general, la marcha de parejas jóvenes y el parón de la inmigración, a los que yo añadiría que deberían ustedes hacer más el coito con carácter engendrador y no solo por la cosa erótico-festiva. Seguí mi conversación con el niño en cuestión, interesado en qué podía estar ensimismado "¿Por qué el pegamento no se pega al interior del tubo?, ¿Por qué no te puedes hacer cosquillas a ti mismo?, ¿Por qué el cielo es negro de noche?" Tócate... Tras darle las pertinentes respuestas a sus preguntas me alejé de él, pensando en que es una pena que nos extingamos, con lo listos y curiosos, perdón, cuzos, que somos los zamoranos. 

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