Tramposos.


                     Publicado en El Día de Zamora el 8 de mayo de 2015.

       Les cuento. Hace unos días que no me apetece hacer nada. Será la astenia primaveral, será una fatiga puntual, será aburrimiento, o solo será vagancia, pero como, insisto, no me da la gana hacer nada de nada, pues le he encomendado a otra persona que se encargue de escribir mi columna semanal. De hecho, ustedes no se han dado cuenta, estas líneas ya las he escrito yo, entendiendo por yo al sustituto. Podría haberme callado, pero quería que ustedes supieran a lo que se enfrentan. Ya ven, este ataque de sinceridad es como si van a ver una película y a los cinco minutos el bueno coge, se planta delante de ustedes y les dice "les advierto que yo de bueno nada, que dentro de media hora voy a ponerme a hacer maldades que ríanse ustedes de Freddy Krueger u otro ser similar". Pues igual les revienta la trama, pero ya saben a lo que atenerse. Con las personas correspondería lo mismo, antes de catarlas debería ser obligatorio que nos revelaran todas sus intenciones y ya cada uno que haga lo que le convenga. Que sí, que me dirán que de este modo se perdería la mística de descubrir por nosotros mismos la verdad, el ritual del conocer al otro, pero si lo ven de un modo práctico, nos íbamos a ahorrar una de tiempo y de decepciones... Ahora bien, parte de este fenómeno puede deberse también a un proceso de autoengaño, nosotros vemos venir el desastre pero cerramos los ojos como si eso sirviera para evitarlo y el que lo provoca, igual se está creyendo sus propias mentiras, todo un coctel listo para ser servido y crear una hecatombe. Y es que por mucho que lo neguemos, todos en algún momento de nuestra vida hemos sido hipócritas, del griego hypokrisis, que significa fingir, actuar o hablar con máscaras. ¿Se imaginan la de máscaras que tienen nuestros gobernantes en sus armarios? Al fin y al cabo, la hipocresía se usa tanto para engañar a los demás como para engañarse a uno mismo. "Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía" decía Ralph Waldo Emerson, escritor, filósofo y poeta. Y como solución, que tomo prestada, nos aconseja que la manera más fácil de detectar a un hipócrita es ver más lo que hace que lo que dice. Pónganse a ello.

           Puedes seguirme en twitter en @cuadrablanco. No es obligatorio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario