El beso.



           Publicado en El Día de Zamora el 28 de noviembre de 2014.

        Todas las semanas es el mismo ritual, o uno muy parecido. Me pongo delante del ordenador y me pregunto ¿de qué les escribo yo a estos seres esta vez? Y cuando le planteo esta cuestión a alguien, la respuesta varía entre los que me dicen "pues anda que no hay temas" o "bah, ni que fuera tan difícil", por lo que ya desistí hace tiempo en consultar con nadie, verán que no es cosa mía, que son ustedes los que me han empujado a la misantropía extrema. Y si bien es cierto que en estos tiempos hay una sobreabundancia de temas sobre los que escribir, no deja de ser menos cierto que interesantes, pocos. Así, puestos a elegir un tema cansino, les avanzo que en menos de un mes ya es navidad. ¡Qué alegría eh! Oigan, si los centros comerciales ya han dado el pistoletazo de salida hace ya... a finales de agosto, bien podría ponerme yo a escribirles sobre el evento. Pero no será el caso, al menos por hoy. Permítanme recordarles que, mientras a mí se me ocurre qué contarles y ustedes se van impacientando, a quinientos millones de kilómetros, un pequeño artefacto llamado Philae se ha apagado tras enviar unas últimas señales. Diez años tardó en llegar a su destino y posarse sobre el cometa 67P/Churyamov-Gerasimenco. Vaya nombre... Todos somos Philae. Aunque no hayamos recorrido esa brutal distancia, según avanza el día nos vamos apagando poco a poco, nos posamos en nuestra cama, nos enroscamos en el edredón (el pobre Philae está ahí a la intemperie cual indigente de cualquiera de nuestras ciudades) cogemos nuestro móvil, enviamos un último mensaje y nos apagamos del todo a la espera de que el sol vuelva a iluminarnos, y nos encienda de nuevo. Como Philae. Esta similitud del ser humano con un artilugio que tiene el tamaño de una lavadora me desconcierta a la vez que me resulta lógica. Total, si lo meditan un poco, la humanidad del ser humano ha desaparecido, se oculta en lo más profundo de nosotros esperando a que, al igual que el sol nos despierta por las mañanas, algún fenómeno inesperado la desperece y devuelva a la vida. ¿Conocen el cuento de la Bella Durmiente? Pues a ver si nos besan pronto y se nos despierta de una puñetera vez.



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