El Ser Superior.



                                      Publicado en El Día de Zamora el 11 de julio de 2014.


       Llegó en 1953. Por aquel entonces, el real madrid (escrito en minúsculas deliberadamente, sí) había ganado en 50 años dos ligas. En la temporada 1952/53, se había salvado del descenso en la última jornada. Por el medio, un loco-visionario había encargado la construcción de un monstruo de cemento con capacidad para 75145 espectadores en mitad de la nada. Porque si ustedes miran las imágenes del Madrid de 1944, el Estadio Real Madrid Club de Fútbol, que así se llamaba aquel engendro heredero de Chamartín, estaba en un páramo. El loco-visionario, para conmemorar el cincuenta aniversario del club que presidía, se trajo a un equipo de Bogotá llamado Millonarios en el que jugaba el Ser Superior del que les escribo. Y claro, el loco se enamoró de él e hizo todo lo que pudo para incorporarlo a ese real madrid pequeñito de entonces. Y el Ser Superior, cual Pelargón de la época, cual levadura mágica, obró el milagro e hizo desarrollarse a aquel ente enclenque hasta convertirlo en el gigante que es hoy día. 

              Igual que los cronistas decidieron dividir la historia de la humanidad en antes de Cristo y después de él, el Real Madrid, la historia del fútbol incluso, podría dividirse entre antes de Di Stéfano y después de Di Stéfano. Si en 50 años el real madrid solo había ganado dos ligas, en los siguientes cincuenta el ya Real Madrid  ganó más títulos que todos los equipos españoles juntos. Cierto es que D. Alfredo no jugó cincuenta años en el Madrid, solo fueron 11, pero cual virus, inoculó en el escudo del club una toxina, una obsesión, un halo triunfador que llega hasta hoy. Olvídense de la monserga esa de “ganar, ganar y volver a ganar”. Con D. Alfredo, ese volver a ganar se quedó corto, así que él, de carrerilla, ganó, ganó, ganó, ganó y ganó cinco copas de Europa seguidas. Copas de Europa que al lado del trofeo actual parecen unos pequeños floreritos metálicos, pero ya ven, 10 entre unas y otras. D. Alfredo, creador del fútbol moderno, el más grande, el Ser Superior de la historia del mejor club del Siglo XX, se fue regateando a cuantos le salieron al paso. Dejó de lado el personaje de aspecto débil, parecido a Yoda, para volver a ser la estrella más brillante. Blanca, por supuesto.


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